un cuento pequeñín

Las dudas siempre nos ganan, el poder de nuestra mente por descartar todo lo que queda por hacer.
No era nada nuevo el que descartara cada cosa que escribiera, nunca era suficientemente bueno, nunca servía, nunca llenaba.
-¿Que haces? espera, ¿por que lo borras? -
El no la miró, y terminando de borrar le respondió,
-No me gustaba, no me quedo con cosas que no me gustan.-
Ella no entendía, ¿como sabía tan rápido que lo que había escrito no era bueno?
-Pero no lo leíste, sólo lo escribiste y luego sin pensarlo lo borraste.-
El no le prestó mucha atención, y concentrado, empezó a crear algo más.
-Te recomiendo no escribir más, seguramente borres lo próximo que escribas, y vas a estar atascado siempre ahí.-
El la miro fijamente como por un minuto, sabía que ella no lo entendía, así que no se enojó,
-Es que no estoy atascado, por lo menos no como antes, al escribir algo y borrarlo, lo descarto, tal vez no encuentre lo que busco, pero si lo que no busco, y eso me ayuda, me ayuda un montón.-
Había sido una de las respuestas más raras que alguien haya recibido de un escritor, ella quedó muda, las palabras en su boca se habían desvanecido.
-Tú sabes, es como un laberinto, intentas caminos y te equivocas, y cuánto más te equivocaste, más caminos descartados tienes, y sabes que caminos no tomar.-
Ella quedó totalmente sorprendida, es decir, ¿como los laberintos?,
-¿Y no te cansas de caminos equivocados?.-
El se rió levemente, mirándola muy fijo,
-No es algo malo estar equivocados, no debemos cansarnos por nuestros errores, debemos aprender de ellos.-
En ese momento, ella lo entendió, supo que lo que hacía no era en vano, y que no borraba porque no estaba conforme, si no porque quería realmente hacerlo bien, y estar totalmente satisfecho. Ella notó que el la miraba, y no dejaba de hacerlo,
-No creo que deberías estar mirándome, ya que tienes más caminos equivocados que tomar.-